domingo, 22 de julio de 2012

ARQUEOLOGIA




El nombre de Guatemala fue un apelativo dado por los tlaxcaltecas en el siglo XVI a la capital kaqchikel, Iximché, probablemente aludiendo a las cañas que defendían, al fondo de un foso, a la fortaleza de los soberanos.
Ya para entonces, la cultura nativa tenía más de tres milenios de constante desarrollo. Poderosos soberanos habían señoreado sobre vastas poblaciones, grandes reinas habían tomado importantes decisiones políticas, sabios habían desarrollado un complejo sistema para contar el tiempo y para escribir las hazañas políticas; los urbanistas habían diseñado ciudades enteras, tanto para la actividad agrícola como áreas de residencia de la elite y de la gente común. Los artistas habían creado regios monumentos en piedra y cerámica, los músicos habían enaltecido sus creencias religiosas, los sacerdotes invocaban el favor divino, los arquitectos habían levantado palacios y templos hacia los cielos y millones de personas habían dedicado sus vidas a la agricultura, comercio, artesanías e, incluso, la guerra.
Generaciones y generaciones de personas habían dado vida a poderosas ciudades, como Mutul, ahora llamada Tikal, que en su época de esplendor había contado con unos cien mil súbditos, según los cálculos poblacionales realizados por los vestigios de sus extensos campos de cultivos, con canales para riego. Kaminaljuyú había sido la urbe donde los sabios desarrollaron la escritura glífica, única manera de transmitir la información en todo el continente. Los habitantes de Abaj Takalik habían sido punto de fusión de diversas tradiciones culturales. Y como ellas, cientos de ciudades habían sido el escenario de múltiples hazañas humanas.
A lo largo de tantos siglos, se fueron desarrollando épocas de esplendor y conflictos. Por eso, los arqueólogos han dividido la historia de la región en tres grandes períodos, el Preclásico, que se extiende desde el segundo milenio antes de Cristo hasta el 250 de nuestra era, el Clásico, que va del 250 al 900, y el Posclásico, del 900 a 1500. Luego se considera una etapa de transición, en la que los grupos de la región ya tenían conocimiento de personas provenientes de otras partes del mundo y entraron en contacto con ellas, es el período Protohistórico, que va de 1500 a 1550.

Templo El Gran Jaguar en Tikal,
Jorge Morales
  
Durante tanto tiempo, los grupos fueron creando diversas expresiones políticas. De tal manera que Kaminaljuyú, Abaj Takalik, Monte Alto, Uaxactún y Zaculeu, conocieron épocas de esplendor durante el Preclásico.
Izquierda: proyecto Abaj Tajalik en Retalhuleu
Otras, como la misma Kaminaljuyú y Mutul, fueron escenarios de gran crecimiento durante la primera parte del Clásico. Pero las más famosas son las del Clásico Tardío (del 600 al 900), como la mayor expansión de Mutul, Quiriguá, Cotzumalguapa, Cancuén, Dos Pilas, Yaxhá, Yok'ib (hoy Piedras Negras) y muchas otras ciudades estado.
En esa época los soberanos mandaban a construir grandes calzadas, palacios, templos piramidales, plazas, campos de juego de pelota y grandes monumentos pétreos. Pero la guerra se fue convirtiendo en un problema endémico que afectó las actividades productivas y la tranquilidad de las personas, sobre todo en las áreas más densamente pobladas, lo que ahora es Petén. Esto obligó a grandes cantidades de gente a emigrar a otras partes, como lo narra el Popol Vuh. 
Cuando en el Popol Vuh se cuenta que los señores que luego fundarían el señorío k'iche' viajaron a tulan (la gran ciudad) a obtener las insignias de poder, narra el hecho de que los militares de Ucanal fueron a la actual Ceibal, donde se erigieron en soberanos, para emigrar al sur, al centro del actual Quiché. Por eso llegaron del oriente, pues Ucanal está al oriente de Ceibal. Esta migración, como otras, dieron origen a nuevas expresiones políticas, que tuvieron éxito durante el Posclásico.
Cuando llegaron los españoles se sorprendieron del sistema dual de poder que seguían los mames, k'iche'es y kaqchikeles. Esto había permitido superar los grandes conflictos de poder que se sucedieron al final del Clásico en las ciudades estado. Por otra parte, los señoríos estaban formando estados más extensos. Esa era la importancia del lago de Atitlán, frontera entre esos tres grupos.
Cuando el viajero recorre los restos de tantas y tan poderosas ciudades puede conocer la lección del pasado, con sus guerras continuas que no condujeron al éxito sino al uso improductivo de los recursos. Sus descendientes parecen haber aprendido la lección, pues son gente pacífica que lucha por conservar sus tradiciones, muchas de las cuales se remontan a tiempos del Preclásico, y que son el gran atractivo cultural de la tierra del quetzal.





Tikal

Monumental, sin duda de todos el más conocido y de todos sus edificios el templo del Gran Jaguar, el icono que lo identifica por todo el mundo. Recibe la visita de propios y extraños todo el tiempo. ¿Qué más decir de este famoso parque arqueológico?, que de los 576 kilómetros cuadrados 16 han sido limpiados y excavados, y si ya lo visitó, seguro le quedaron rincones sin descubrir. O tal vez quedó pendiente visitar uno de sus 2 museos (uno es gratuito), o acampar en el área cercana al Centro de Visitantes.
Distancia: 548 kilómetros, todo asfaltado.

Uaxactún

Si su destino original es Tikal vale la pena pegarse el tirón hacia el norte y recorrer esos 23 kilómetros de terracería a través de la selva, para llegar a Uxactún. Considerada por mucho tiempo la ciudad maya más antigua, hasta los hallazgos de Nakbé y El Mirador. La pintura mural también está presente en Uaxactún y al igual que Tikal es un lugar monumental, rodeado de una tupida vegetación. Dentro del parque hay pequeño museo privado.
Distancia: 541 kilómetros, (23 de terracería)

Yaxhá

Se encuentra entre las lagunas Sacnab y Yaxhá. En tiempos más recientes, seguro evoca el “reality show” estadounidense, “Survivor”, sí, allí se filmó. Se extiende sobre la colina que corre paralela a la orilla de la laguna por aproximadamente tres kilómetros con relieves irregulares y afloramientos de roca caliza ubicados cerca de la orilla de la laguna. Sobresalen la Acrópolis, el complejo astronómico, patios para juego de pelota y el complejo de pirámides gemelas. Cuenta con área para acampar y un hotel ecológico, “El sombrero”.
Distancia: 533 kilómetros.

Aguateca, Dos Pilas y Ceibal

Los tres se encuentran cerca a lo largo de la laguna de Petexbatún, en Sayaxché. Aguateca se localiza en el extremo sur de la laguna, fue un centro maya fortificado en el que sobresale el Palacio Real. A Dos Pilas su modesta apariencia no le resta importancia a su organización política; el sitio tiene unas 500 estructuras. Y a Ceibal, se llega a través del río La Pasión. Predominan entre sus construcciones templos y palacios, hay un grupos de arqueólogos trabajando en la zona.
Distancia: Aguateca, 357 kilómetros; Dos Pilas 367 kilómetros y Ceibal, 363 kilómetros. Hay tramos de terracería y otros que deben realizarse en lancha.

El Mirador

De todos el más lejano y el de más difícil recorrido, pero también extremadamente monumental, antiguo y grande. El Mirador era la capital de las ciudades alrededor de la cuenca, poseía un sistema político, social y económico relacionado entre sí. El sitio guarda “un gigante dormido”, como llamó el arqueólogo Richard Hansen, a la pirámide Danta, la estructura más alta y grande que los mayas construyeron, 172 metros. Más alta que la pirámide de Keops, en Egipto. Los visitantes llegan por aire, en helicóptero, o por tierra lo que significan 2 días a lomo de mula o a pie desde la aldea Carmelita, cerca Flores, Petén.
Distancia: 556 kilómetros.

Utatlán

La capital del señorío K’iche’, la ciudad que Pedro de Alvarado incendió. También conocida como Q’umarkaj, se ubica a cuatro kilómetros de Santa Cruz, la cabecera de Quiché. Dentro de la cosmovisión maya se le considera un sitio sagrado donde realizan rituales. En el umbral del templo Tohil se ve el negro hollín que dejan estas ceremonias. En la entrada del parque está el museo que, además de exhibir piezas halladas en la zona, muestra mapas de las antiguas construcciones que permanecen aún como montículos.
Distancia: 167 kilómetros, 2 son de terracería.

Iximché

La capital de los kaqchikeles, donde Pedro de Alvarado se instaló en 1525 convirtiéndola en la primera capital del Reino de Guatemala y donde ocurrió la primera rebelión indígena. Iximché posee 4 grupos de estructuras que incluyen templos, palacios y altares. Se cree que era un centro urbano habitado por miles de personas. Hoy es considerado un centro ceremonial, en febrero del año pasado celebraron en este lugar el año nuevo maya. Cuenta con un pequeño museo.
Distancia: 91 kilómetros, todo asfaltado.

Mixco Viejo

Completamente rodeado de barrancos, considerado un sitio defensivo desde donde podían anticiparse a la amenaza de sus enemigos. Se ubica entre los límites de Chimaltenango, Guatemala y Quiché, fue la capital del reino pocomán. A la vista se encuentran alrededor de 120 estructuras mayores entre palacios, templos y 2 canchas para el juego de pelota. Hay un pequeño museo en el lugar.
Distancia: 51 kilómetros, todo asfaltado.

Takalik Abaj

El Asintal, Retalhuleu, es considerado un centro importante de comercio y uno de los sitios arqueológicos más grandes en la costa del Pacífico. Cuenta con dos museos y guías para realizar el recorrido para observar escalinatas, altares, monumentos de piedra (los más antiguos) y una interesante red de canales de piedra que encauzaban el agua de lluvia. La revista “National Geographic” publicó en 2004 el hallazgo de una tumba real, la más antigua del imperio maya. En la actualidad las excavaciones continúan. Cerca del parque hay abundante oferta hotelera y de restaurantes.
Distancia: 202 kilómetros, todo asfaltado.

Quiriguá

Las estelas más altas (33 en total) se encuentran en el Parque Arqueológico Quiriguá, en el municipio de los Amates, Izabal, en la ribera del río Motagua. En el recorrido por este sitio, que data del período clásico tardío, el visitante conocerá el área de juego de pelota, rodeado de escalinatas; la Acrópolis, compuesta de varios edificios donde habitaron los gobernantes; y la Plaza Central con sus monumentos zoomórficos (figuras de animales) protegidos con techos de manaco. También podrán visitar un museo que exhibe piezas encontradas en el lugar.
Distancia: 204 kilómetros, todo asfaltado.

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